domingo, 29 de agosto de 2010

Una VOZ en el SILENCIO


Llegó en silencio, sin tocar ninguna puerta.
 Yo, sin darme cuenta.
Las miradas eran el nexo conector, hablaban entre ellas.
 Las bocas, en silencio.
Ahí estaba yo, a veces haciendo y haciéndome preguntas, nadie contestaba.
Ahí estaba yo,  algo desentendida, pero tan sólo una de esas miradas parlantes me hacía comprender que si no entendía no importaba, de eso se trataba.
Siempre me dijeron que mis gestos, mis caras, mis miradas, hablaban por sí mismas, pero creo nunca haber transmitido tantos sentimientos encontrados en un beso, una caricia, una mueca, un suspiro, una carita de situación.
Tal vez antes lo haya intentado, pero no creo haberme hecho entender tan bien, no creo antes haber sabido hablar en silencio como lo estoy haciendo hoy.
Creo haber desarrollado un nuevo idioma, cuyas reglas gramaticales principales son el misterio y la magia.
 Idioma donde no existen los signos de pregunta, para que de esa manera sobren los puntos suspensivos.
Intenté preguntar, pero se fruncieron las miradas, se agacharon las cabezas.
Era como si estuviera atentando contra el idioma que me estaban enseñando.
Creo que ese debe haber sido el motivo por el cual dicho signo fue eliminado de éste vocabulario, donde la mirada y el beso tienen tanta relevancia.
Con la cabeza a gachas no se puede besar, no se puede mirar, no se puede hablar este idioma.
Si se quiere agregar, se puede, nadie lo impide, son los privilegios de todo autor.
Además, hoy en día, los diccionarios de cualquier idioma vienen cada vez más altos, cada vez más gordos.
Éste del cual estoy escribiendo, tiene únicamente dos reglas gramaticales básicas, que quizás no son siempre fáciles de aplicar. Pero los dos verbos principales, creo yo, no han de ser para nadie difíciles de conjugar.
Sabemos que detrás de éstos cuatro elementos; es decir: magia, misterio, besar y mirar; hay verbos en infinitivo, conjugados, en presente, en futuro, hasta quizás en pasado.
Hay sinónimos, antónimos, oraciones enteras, incluso frases hechas, que transmite cada uno a su manera, mediante su vista y su tacto.
Detrás de éstos elementos, los cuatro portadores del silencio, asoman la cabecita (aquella que se agacha cuando se hace una pregunta), algunas palabras que parecen pertenecer a otro diccionario.
Significados y significantes que quizás, tan sólo agregando un signo de pregunta y aprendiendo a mantener la cabeza en alto ante tal monstruo, puedan llegar a enriquecer este nuevo idioma; Esta manera de hablar en silencio, que me ha enseñado el curso más importante de todos -el de la vida-, con su postgrado -el de la felicidad-.