Querido Diario:
Hoy me decido por iniciar una historia que considero debe
ser contada. Te escribo a ti para que me devuelvas a mi y juntos les demos a
ellos. ¿Quiénes son ellos? Ya lo sabremos, juntos lo descubriremos.
Te propongo para esta treta manejarnos con una simbiosis de
fantasía y realidad. Un ida y vuelta de personas y personajes que cada uno vaya
describiendo y/o componiendo, y el
otro enriqueciendo en su devolución.
Me arriesgo, debo reconocerte que tengo miedo de no saber
manejar mis reacciones , pero de eso se trata, de intentar derrotarlo para
hundirse en la creación. Si hay rabia que se manifieste. Si hay amor también.
Me estoy desnudando. Palabras, cuerpo y mente no quieren llevar más estos
trastos viejos.
Me tomo el atrevimiento también de sentenciar darle más que
una pizca de misterio. Odio que me pregunten si escribo desde mi lugar o desde
la posición de un personaje. Cuando escribo simplemente pretendo que se aferren
a la cuerda que tiro y se lancen a la aventura. Sin peros ni preguntas.
El misterio y la magia, prioridades de mi vida y ahora de
esta suerte de recreo mental. Una vez, hace muchos años escribí acerca de lo
importante que son estos elementos pero es muy largo el relato y no me parece
momento de compartirlo, quizás después. Tiene una historia de fondo que tendría
que explicarla y puede que no entiendas, que no te guste, o no te interese.
Un atrevimiento de mi parte no haberme presentado
formalmente hasta ahora, olvido que recién nos estamos conociendo.
Un pequeño resumen. Mi nombre es Lucía. 24 años. Ariana de
pura sepa. Caprichosa y facultada de fornido carácter desde temprana edad. Hoy
Licenciada en Ciencias de la Comunicación, título por el cual no me galardono
en absoluto.
Amante de la lectura, escritura y el cine. Mesurada por la
rutina, el tiempo muerto y las ciencias. Actriz, compositora y cantante
frustrada. Espero con ansias tachar tal calificativo.
Convencida y perseverante con lo que me apasiona, por
momentos. Por otros la vagancia y el desequilibrio me desvían del camino.
Trabajo todos los días. No sé exactamente qué cantidad de
segundos, minutos u horas. Depende. Lo importante es que me mantengo ocupada
día a día en reforzar y establecer mis primacías. Ser feliz. Amar y ser amada.
Ser sincera y honesta, le pese a quién le tenga que pesar. Luchar por mis
anhelos para así cumplirlos y vivir en una frecuencia de júbilo y armonía. Son
varios los deseos, aún no tengo claro el orden pero estoy trabajando en ello.
Hoy me establezco una meta. Escribir y publicar un libro –o
un documento compilado en su defecto- a partir de este material que estoy
empezando a crear. Desde ya intuyo tiene mucho que enseñar.
Mañana quizás ya no piense así, quizás se termine. De
repente alguien me corta las alas, pone punto final y ya no hay más nada que
hacer. O si. Quizás eso lo enriquezca aún más.
De fallar con esta, me propondré otra meta. Si no se cumple,
otra. Y así hasta que por fin se concrete alguna.
Este propósito de plantearme objetivos lo tomé prestado con
menor empeño de un amigo, Francisco, para los amigos “Fran“. El tipo en el
mismísimo instante que está entreabriendo los ojos se plantea una meta para ese
día que está comenzando a correr. Si no se ejecuta, esa misma noche se prohíbe
el sueño.
Desde que el mortal tomó esa decisión ronca como un
cristiano –o cual sea su maldita religión si es que la tiene-. Opta por cumplir
el objetivo antes de pasar una noche en vela. ¡Mis aplausos!
El muy enfermo encima al despertar se toma el trabajo de
escribir su porvenir diario con lapicera sobre su almohada, para así de haberlo
cumplido poder tacharla sin impedir la lectura dejando huella de todas sus
promesas ejecutadas. Fundas blancas usa. La pobre madre se las quiere meter en
el lavarropas para reutilizar y Fran se niega. A medida que se van saturando de
información las va renovando para guardar las sobrecargadas en una caja de
cartón que intenta esconder bajo su cama.
Arrancó con
buenas telas, ahora me contó que tuvo que achicar porque a veces la mano venía
de más de una ocurrencia por día al despertar, y todas las tenía que anotar, y
tachar. O no.
Muchos mortales pensarán que está de la mente. Para mí no,
todo lo contrario. Este es el tipo de afluencia que me llena de emoción y ganas
de soñar, volar y darle para adelante. Son un escalón en la planicie de la
media de la gente. Una oportunidad para contar algo anecdótico, una inspiración
a la hora de escribir.
Yo probé hacer lo mismo, salteando la parte de escribir,
tachar –o no- la almohada, guardar bajo la cama y prometerme no dormir al no
cumplir. No funcionó.
Entonces…¿quién está de la mente? ¿Fran o yo? La que se está
quedando dormida, dejando ir una meta concretada por día me parece que es mi
persona ¿no? ¿Te parece muy descabellada la idea de que alguien practique estos
asuntos para lograr lo que desea en el transcurso de su minúscula vida? Yo creo
las herramientas son sobradas y hay que utilizar la cabeza, la creatividad y la
pasión para no quedarse soñando durmiendo. Justamente Fran puede darse el lugar
de soñar con los ojos cerrados cuando pudo hacerlo con las pupilas dilatando el
anhelo, sino no lo merece, y creo nosotros tampoco.
Tanto hablar de dormir, se me están cayendo los ojitos, pero
ahora no sé que hacer, me siento culpable. Me pregunto, ¿hoy hice algo
productivo? Mmmm....
¡Si! Gracias imaginación y disposición en el día de hoy para
sentarme a escribir esta cuenta pendiente. Hoy puedo dormir tranquila.
Hoy…mañana no lo sé, dependerá de mi, como todo.
¿Qué linda es la vida no? Como cada uno decide qué hacer con
ella. Es increíble. Lo alarmante es que la gran mayoría no se da cuenta, pero
allá ellos y aquí nosotros. Aquí y ahora. Presente vigente que si nos lo
proponemos ( y podemos sellarlo en una almohada si Fran nos da los derechos de
autor) puede mantenerse sin vencimiento de felicidad.
4:45 a.m. Me voy a dormir ya!! Pero super contenta de tan
sólo imaginar que con el punto final va a comenzar el ida y vuelta de una
historia mágica que me va a mantener entusiasmada y expectante.
Me pregunto…¿qué estarás pensando de mi en este momento?
Gracias por dejarme compartir contigo lo que siento y
pienso, me siento muy cómoda de compartir un espacio en tu blanca y pura
dimensión. No veo la hora de escribirte por segunda vez.
Se me cierran los ojitos. 4:48. Puff!
Hasta que el tiempo lo decida!
Besos,
Lucía (mis amigos me dicen Lula, pero al comienzo es difícil
catalogar).