jueves, 1 de mayo de 2014

Ser tía

Siempre que escribo mis entradas, lo hago espontáneamente, enfrentandome al vacío de la hoja en blanco en la computadora, intentando ver qué pasa conmigo, por dónde canalizo mis ideas, casi todas las veces me gana el corazón. Casi.


Hoy me decido por escribir acerca de Martina, y la mente pierde absolutamente la batalla. (VAMOS!)
Mi sobrina es fuente de inspiración, es sensibilidad, risas, llantos, carcajadas, silencios, abrazos, miradas profundas. Es amor, ganas de vivir la vida inocentemente, espontáneamente, alegres, despreocupados, jugando, cantando, bailando, aplaudiendo, observando, riendo, amando.
Son tantos los adjetivos para este ser inmenso que vino a iluminar la vida de la familia, que es inevitable derramar lágrimas de emoción mientras escribo.

Martina, gracias por devolver la magia.
Gracias por estar siempre, aunque no estés fisicamente.
Gracias por invadir nuestros espacios de armonía.
Gracias por ser tan pequeña, y tan inmensa .
Gracias por permitirme ser madre, sin ser madre.
Gracias por habernos unido después de quebrar.
Gracias por tus risas y llantos, que iluminan nuestros corazones y nos llenan de ganas.
Gracias por permitirme hablar en plural.
Gracias chiquita, te amo con toda mi alma.


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