jueves, 19 de junio de 2014

Ha llegado un nuevo Ser a nuestro mundo

Hoy la conocí. Se llama Alfonsina. Hija de mi amiga de la vida y de mi alma.
Un ser acurrucadito en su madre, inocente, frágil, sensible.
Nació por parto natural.
Mágico el momento en que mi amiga nos contaba como comenzó todo. Primero contracciones suaves, luego más intensas, preguntas del que será, si será el momento.
Alfonsina había decidido llegar a este mundo, y así fue que en esa simbiósis de madre e hija empezó el jolgorio entre los padres, entre risas de no entender que estaba sucediendo, entre contracciones de que un nuevo ser estaría naciendo, entre lágrimas de emoción, entre confusiones de “donde estoy, quien soy”.
Mi amiga Flo es madre.
Me contó que su ginecólogo suele poner música en el parto.
Cuando ya estaba a punto de encontrarse con Alfonsina, el médico le dijo “Dale que sale con esta canción”. Y así fue. La vida es hermosa. La naturaleza es magia.

Alfonsina, bienvenida chiquita. Gracias por tanta luz a esta familia que recién empieza a andar. Gracias por la luz que emanas con tu silencioso vibrar.

Joan Manuel Serrat le dió la bienvenida con esta letra y esta canción.

Bienvenida a este mundo chiquitita.

https://www.youtube.com/watch?v=zn134DMTtbY

A menudo los hijos se nos parecen,
así nos dan la primera satisfacción;
esos que se menean con nuestros gestos,
echando mano a cuanto hay a su alrededor.
Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, hay que domesticar.

Niño, deja ya de joder con la pelota.
Niño, que eso no se dice,
que eso no se hace,
que eso no se toca.

Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma,
nuestros rencores y nuestro porvenir.
Por eso nos parece que son de goma
y que les bastan nuestros cuentos para dormir.

Nos empeñamos en dirigir sus vidas
sin saber el oficio y sin vocación.
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones
con la leche templada y en cada canción.

Niño, deja ya de joder con la pelota...

Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un día nos digan adiós



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